Monte Böyükdaş Gobustan

Monte Böyükdaş. Emplazamiento donde se localiza la mayor concentración de rocas grabadas de Gobustan. © Dario Sigari

El panorama actual es muy diferente del que conocíamos hace unos pocos años, y ello se debe a la aplicación de nuevos métodos de datación e investigación, y a los descubrimientos que se están realizando fuera de la península ibérica y de Francia. Hoy sabemos que las primeras imágenes rupestres, es decir, que se encuentran sobre soportes pétreos inamovibles, se adscriben al Homo neanderthalensis y que fueron realizadas en Europa hace al menos 65.000 años; también conocemos que en Indonesia se han datado las imágenes más antiguas adscritas al Homo sapiens y; progresivamente, se han localizado cavidades, abrigos o lugares al aire libre con imágenes grabadas o pintadas en Inglaterra, Croacia, Grecia, Timor, China y Egipto. Todo un panorama inimaginable hasta hace poco para la comunidad científica.

En este contexto de modificación de nuestro estado de conocimiento, el área de contacto geográfico entre Europa y Asia constituye una región con un alto potencial para avanzar en el conocimiento del simbolismo gráfico. Y el complejo de arte rupestre al aire libre de Gobustan, en Azerbaiyán, cuyo estudio ha recibido apoyo en la convocatoria de ayudas al exterior de la Fundación Palarq, es clave.

Gobustan se sitúa en el extremo sur-oriental del Gran Cáucaso, en el lado occidental del mar Caspio. Está vinculado a una meseta rocosa que cubre diferentes áreas en la zona semidesértica de Azerbaiyán central. Y es uno de los lugares visitables con arte rupestre prehistórico más significativos a nivel mundial, una importancia reconocida por la UNESCO en 2007.

Ana-Zaga Gobustan

Palimpsesto abigarrado de figuras superpuestas animales y humanas grabadas en Ana-Zaga. En este yacimiento se documentan ocupaciones humanas estrechamente vinculadas con el arte rupestre. © Dario Sigari

El arte rupestre prehistórico de Gobustan es el reflejo de las primeras obras artísticas de la Humanidad. En él se reconocen el origen del arte, del simbolismo y de la abstracción humana. Tiene un valor universal y excepcional por la calidad y densidad de sus grabados, por la cantidad (al menos 6000 figuras grabadas en casi un millar de rocas) y la variedad temática, cronológica (incluso llegando a momentos históricos) y estilística.

Muchas de las rocas grabadas, normalmente con surcos anchos y profundos que implican una visualización sencilla, son auténticos palimpsestos, superficies en las que se grabaron motivos durante miles de años, dotando así de una significación simbólica especial a los lugares. Emplazamientos que hubieron de transmitirse oralmente generación tras generación, ampliando la decoración, reutilizando y modificando motivos previos, y llevando a cabo, posiblemente, acciones rituales donde el espacio o la roca tendrían tanta o más carga simbólica que las propias figuras. Es decir, es posible que el lugar determinara el emplazamiento de las figuras y su significado.

La fase más antigua del arte “gobustano” se localiza principalmente en las áreas de Böyükdaş, Kiçidaş y Şongardağ. Se compone, por lo que hoy conocemos, de figuras animales (bóvidos, cabras, y équidos) de estilo realista, mayormente con cuerpos geométricos (contornos poco modulados) y frecuentemente con poca atención por la anatomía interior. Son figuras gráficamente normalizadas que buscan trasmitir el taxón animal y no tanto un individuo concreto. Normalmente aparecen aisladas o asociadas entre sí pero sin componer escenas; en el mejor de los casos podríamos aventurar que las composiciones son “fotografías” de una imagen real que visualizaron los grupos paleolíticos.

Cueva de los Bóvidos Gobistan

Bóvidos de cuerpo geometrizante trazados con surco ancho y profundo fácilmente visibles en la Cueva de los Bóvidos. © Dario Sigari

Destacable es la presencia de figuras humanas masculinas y femeninas en Gobustan, algunas de dimensiones casi naturales. En ocasiones aparecen varias asociadas formando conjuntos interpretables como posibles danzantes (a veces relacionados espacialmente con animales), lo cual pudiera vincularse, con las debidas reservas, al ámbito de los ritos. Pero debe reconocerse que a fecha de hoy existe discusión sobre su antigüedad (¿tienen más o menos de 10.000 años?, es decir, ¿son paleolíticas?).

También es problemática la adscripción de signos e incluso otras formas figuradas, como embarcaciones, a momentos paleolíticos. No debiera sorprender que se encontrara información contrastada que apoyara la hipótesis de navegación en fechas antiguas, más aún en un lugar como Gobustan, a escasos 4,5 km de la línea actual de costa del mar Caspio y que en determinados momentos se encontraba aún más cerca de los lugares con arte.

Si la cantidad y variedad del arte paleolítico de Gobustan es excepcional, tanto o más importante es el hecho de que las manifestaciones artísticas, localizadas en abrigos o al aire libre, se asocian en algunos casos (como en Ana-Zaga y Gaya-Arasi) con restos arqueológicos de la actividad cotidiana, ocupando ambas realidades un mismo espacio.

Esto es transcendente por dos cuestiones. En primer lugar, porque en algunos casos los sedimentos cubren las paredes con grabados (e incluso existen casos de fragmentos de pared que se han desprendido incorporándose a los niveles arqueológicos), lo que permite datar su ejecución; esto es algo excepcional, existiendo en el mundo muy pocas situaciones similares. Y en segundo lugar, porque permite acercarse al significado del arte partiendo de conocer los restos arqueológicos existentes y la complementariedad funcional de los espacios; ¿acaso es infrecuente que el espacio cotidiano vinculado al descanso, la comida, la socialización, etc. se comparta con el espacio relacionado con la ritualidad? Si miramos cómo funciona una parte de nuestra sociedad no es difícil aceptar que lo ritual no tiene que estar necesariamente vinculado a un espacio singular y específico, pudiendo ser los espacios multifuncionales.

Ana-Zaga

Antropomorfos estilizados asociados a un zigzag y a una embarcación en Ana-Zaga. © Marcos García Diez

En síntesis, los grabados en roca más antiguos de Gobustan son un testimonio excepcional de una forma de vida que ha desaparecido, debido a que representan gráficamente las actividades humanas y la complejidad cognitiva y simbólica, estrechamente vinculada a la construcción del primer lenguaje gráfico y a la comunicación formal, así como a los pensamientos e ideas de los grupos humanos.

Gobustan es un lugar único para dar respuesta a preguntas que actualmente están abiertas. ¿Cuándo surge el arte rupestre prehistórico en Asia occidental? ¿Cómo se produce el desarrollo estilístico, temático y técnico del arte rupestre de estilo paleolítico? ¿Cuál es la relación entre espacio simbólico y espacio cotidiano? ¿Qué razón cultural, social o simbólica explica la enorme acumulación de arte rupestre en Gobustan?

Y en último término, la tradición paleolítica de este sector muestra vínculos gráficos con otras áreas situadas a más de 4.000 km. En consecuencia, el estudio del arte de Gobustan, en las puertas de Europa, constituye un elemento clave para comprender la movilidad de los grupos humanos y los orígenes y mecanismos de la interculturalidad y de la globalización humana.

 

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